Monday, March 07, 2022

 

GEOPOLÍTICA

 

 

Para responder a la pregunta: ¿Qué es la geopolítica?, decidí compartirles el siguiente artículo publicado el 24 de Marzo de 2020 por la revista digital “El Orden Mundial”, en su página web, que me permito transcribir:

 

“La geopolítica es una disciplina bastante reciente. El término se acuñó por primera vez en 1905, pero no sería hasta los años 30 cuando tomó relevancia de la mano del general alemán Karl Haushofer; sus teorías popularizaron el término y la disciplina, hasta el punto de que Hitler tomó algunos de sus conceptos para elaborar la ideología nacionalsocialista. Esa vinculación con el nazismo hizo que se dejara de hablar de “geopolítica” durante algunos años y que no se cultivase la disciplina por las connotaciones tan negativas que desprendía. No sería hasta los años 70 y 80 cuando se saltó este obstáculo y se volvió a trabajar en el campo geopolítico, aplicando el término geopolitik para referirse a la teorización nazi y de esa forma distinguirla de la nueva disciplina.

 

Así, “geopolítica” se entiende hoy principalmente como sinónimo de “geografía política”: la disciplina que estudia cómo se dispone del espacio y qué impacto tiene este desde un punto de vista político, ya sea por parte de un Estado u otra entidad política. Es decir, abarca desde el estudio de las fronteras hasta la importancia de ciertos recursos naturales para las relaciones exteriores de un país. Bajo esta definición, la geopolítica tiene una vertiente claramente práctica: desde el principio, sus teóricos estuvieron muy vinculados a los Gobiernos, y enfocaron su trabajo hacia la toma de decisiones y la elaboración de estrategias políticas.

 

No obstante, la geopolítica también tiene al menos otros dos significados. El primero la concibe como la visión a través de la que una entidad política ve el mundo y su lugar en él, que tiene un impacto sus acciones y estrategias. Así pues, un ejemplo sería la política de la Unión Europea hacia sus vecinos del este. En segundo lugar, la geopolítica también hace referencia a las teorías que se construyen para entender el mundo aunando geografía y política. Un ejemplo de esto es la teoría del heartland, de Halford Mackinder, que divide el mundo en diversas zonas, siendo el área pivote o heartland la que hay que controlar para dominar el globo.





Un ejemplo clásico de teoría geopolítica es la del heartland, que divide el mundo entre un área pivote y las crecientes interior y exterior. Según Mackinder, quien domine Asia Central dominará Eurasia y quien domine Eurasia dominará el mundo.[1]

  

Recientemente también han surgido otras visiones que apuestan por reformular la geopolítica, como la que propone una geopolítica “situada” que tenga en cuenta las condiciones de las que se parte —género, edad, etnia, clase socioeconómica, nacionalidad, etcétera— a la hora de crear o aplicar la teoría geopolítica. Además, ya hay quien plantea que el próximo paso es incluir también el estudio del espacio ultraterrestre en los estudios geopolíticos.”

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Geopolítica y globalización:

 

La globalización es un concepto del que ya mucho se ha hablado y que se refiere al proceso histórico basado en las relaciones económicas ligado a la desaparición de las fronteras socioculturales a partir del flujo masivo de mercancías y de la información. Algunos gobiernos procuran redibujar sus límites culturales y religiosos imponiendo censuras de todo tipo contra las tendencias filosóficas y estilos de vida que se presentan en aquel flujo como modelos de libertad y seguridad. En el mismo propósito surgen movimientos sociales, comunidades y hasta individuos que se oponen a las modas extranjeras o novedades endógenas creando o desarrollando contraculturas que en veces resultan en la fatalidad, o desencadenan en el flagelo que hoy por hoy azota a la humanidad: el terrorismo.

 

Como fenómeno social, la globalización está muy ligada al consumismo; en realidad se trata de una oportunidad de mercado que, como herramienta empresarial, dinamiza las cadenas de suministro a nivel mundial.

 

Sin embargo, cuando los intereses macroeconómicos se entrelazan con factores de poder asociados a decisiones políticas respecto de la geografía transnacional, surge la geopolítica como disciplina para comprender las relaciones y estrategias que se desarrollan a la par que los conflictos que tales decisiones suscitan, y muchas veces para formular propuestas de acción para el cambio.

 

Tal cual se habrá advertido hasta aquí, la geopolítica como herramienta analítica, puede ser pasiva o activa, esto es, utilizada para interpretar relación de variables en acontecimientos históricos o actuales, o para establecer posiciones clave mediante la implementación de decisiones tácticas en el ajedrez mundial

 

En Colombia es posible estudiar geopolítica en diversas universidades, bien una maestría, un diplomado, o un módulo complementario de ciencias políticas o económicas, en las primeras con enfoque analítico y en las segundas con enfoque propositivo, casi siempre con fines de mercadeo en el mundo laboral.

 

La globalización, en su aspecto informático, es decir, el fenómeno socio económico, cultural y científico por el que todo tipo de información se ha masificado y puesto al alcance del mundo entero, facilita el sofisma y proliferación de expertos en geopolítica, que, sin embargo, al igual que los académicos, confrontan el reto de desentrañar lo falso de lo verdadero, la superficialidad de lo profundo, lo supuesto de lo probable y lo oculto de lo evidente. 

 



Sesgos

 

Cuando hablamos de Geopolítica, es inevitable no pensar en los intereses de las naciones más ricas y poderosas, de los países hegemónicos, sus opuestos, y de la capacidad bélica con que siempre respaldan sus decisiones. De entrada, ésta implica una orfandad de propósito, pues las acciones de poder no requieren justificación alguna cuando la amenaza las precede.

 

Así, el primer y más importante sesgo en la geopolítica, es la posición de poder del actor o del analista a su servicio, una dirección, digamos, exprofeso. Esta orientación o sentido que tiende a corromper el análisis de los incautos, fácilmente adquiere adeptos y multiplicadores que se identifican con una causa o sentimiento patriótico o de admiración que se torna en un círculo informativo facilitador, muchas veces de tratos inhumanos, atentados contra las libertades, genocidios y graves violaciones al derecho internacional.

 

Otro sesgo en la geopolítica está indicado en el propósito del actor o del analista, pues antes de examinar los hechos, ha efectuado un filtro de aquello que interesa a su intención, verbigracia el mercado mundial de valores. En esta orientación también se encuentran personas cuyos intereses personales les permiten aceptar o adoptar medidas facilitadoras.

 

El tercer sesgo, no menos importante pero de impacto transversal, se halla en la persona que asume el rol de analista geopolítico, ya sea como académico, experto o como simple aficionado, dejando de lado a los que llamaremos replicadores: Se trata de la perspectiva basada en el privilegio o en la carencia (opresión/resistencia).

 

Este último grupo, a diferencia de los dos primeros que crean situaciones concretas e impactantes, acude a la información disponible y se dedican a la tarea de recopilar, confrontar y comparar datos, estadísticas y noticias a fin de formular explicaciones y escenarios plausibles. Su público es el grueso de la población, y muchas veces, asumen deliberadamente posiciones con las que pretenden obtener beneficios o respaldo a otras causas subyacentes, por ejemplo, desviar la atención de conflictos locales, proteger bienes o causar contrariedades con fines electorales.

 



*Fuente: Internet

 

Conflicto Rusia – Ucrania

 

Es evidente que el actual conflicto en suelo europeo es una nueva versión de la Guerra Fría entre los poderes de Occidente y Oriente, en un mundo que consideramos hasta ahora Unipolar[2].

Estados Unidos y Reino Unido no tienen intenciones de ceder el poder que han ganado desde la caída de la URSS, menos en el momento en que estaban a punto de acorralar a Oriente con dos estrategias de guerra: la vieja confiable bélica y la nueva económica. La primera con sus intervenciones militares en todo el mundo y en particular cercando con misiles a la Federación Rusa a través de la OTAN y la segunda desatada contra Rusia en medio de este nuevo conflicto, pero que está por demostrarse que más parece un tiro en el pie[3].

En este escenario se está gestando otro campo de guerra: La manipulación de la información. Mientras Rusia trata de mostrar al mundo su punto de vista, los poderes de Occidente con EEUU a la cabeza cierran canales de televisión, redes sociales, medios informativos, bloquean señales satelitales y de internet en todo el mundo, contra agencias periodísticas, aplicaciones de software, emisoras y hasta personas que repliquen noticias provenientes del supuesto agresor o que puedan ser catalogadas como prorrusas e ir a dar a la cárcel.

 

 

ESQUIRLAS: 1. La Secretaría General y sede principal de la ONU está ubicada en New York. El despido de los empleados rusos de la ONU y la expulsión de los diplomáticos declarados personas no gratas, luego de que durante la Asamblea General Extraordinaria 140 diplomáticos abandonaron el recinto justo antes de la intervención de la delegación rusa para exponer sus razones de la incursión militar en Ucrania, y que resultó en 141 votos aprobatorios de la Resolución condenatoria, anuncia el fracaso de esa institución creada para mantener la paz mundial.

 

2. Actualmente EEUU es acusado por China de socavar la arquitectura de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) con la finalidad de sabotear las relaciones de cooperación de los países de la región a través de la llamada “estrategia Indo – Pacífico”, pero que en realidad pretende la creación de una nueva versión de la OTAN en esta parte del mundo.



 

[1] En 1904 el político y geógrafo inglés Halford John Mackinder ideó una teoría generalista sobre el pasado, presente y futuro del poder mundial. Esta teoría, llamada teoría del heartland o del corazón continental, venía a decir que, históricamente, quien controlaba la zona de Asia central-Rusia central-Siberia tenía bastantes probabilidades de controlar tanto el resto de Asia como el resto de Europa y obtener así una posición privilegiada de cara al dominio mundial. Esta especie de profecía geopolítica nunca ha llegado a producirse realmente, aunque sí es cierto que en varios momentos de la Historia ha estado cerca de cumplirse


[2] Europa del Este, y más concretamente los países del antiguo Pacto de Varsovia, es una zona de seguridad clave tanto para la OTAN como para Rusia. A medida que la Alianza acerca su escudo antimisiles a la frontera rusa, crece la sensación de amenaza en Moscú, que está lanzando cada vez más operaciones de influencia en esos países. Dada su efectividad, estas operaciones de injerencia suponen uno de los mayores retos de la OTAN.

Putin aprobó en junio de 2020 los nuevos principios de la política nuclear rusa, actualizando las razones por las que Rusia estaría dispuesta a usar armas nucleares, incluyendo tanto el uso de armas nucleares como de armas convencionales contra la Federación Rusa. La publicación de estos principios ya supone un acto disuasorio: una advertencia contra otros actores internacionales que quieran actuar contra los intereses de Rusia. De hecho, en 2014 ya se publicó un documento similar estableciendo la nueva doctrina de disuasión nuclear y al poco tiempo se filtró otro documento clasificado que era mucho menos restrictivo en el uso de armas nucleares. ¿Se filtró a propósito desde el Kremlin como advertencia a otras potencias? Este gran juego psicológico subyace a muchas de las decisiones políticas y de seguridad que toman la OTAN y Rusia a día de hoy, y muchas de ellas se toman en los países del antiguo Pacto de Varsovia.

“EL PULSO ENTRE LA OTAN Y RUSIA POR EUROPA DEL ESTE”, JAVIER ESPADAS Vitoria-Gasteiz, 1992. Máster en Geopolítica y Gran Estrategia en la Universidad de Sussex y posgrado en Política Europea por la Universidad Libre de Bruselas (VUB). Grado en Filosofía por la UAM. Actualmente, trabajo en Moscú como analista político en Urus Advisory, especializado en el antiguo espacio soviético. Analizando la política como Царское дело ('asunto del zar'). – PUBLICACIÓN “EL ORDEN MUNDIAL” 03 DE AGOSTO DE 2020


[3] Los poderes hegemónicos a lo largo de la historia han impuesto sanciones o bloqueos para desestabilizar o destruir las economías de sus oponentes y EEUU ha hecho lo propio en muchos países, como Cuba, Corea del Norte, Venezuela, Irán, y recientemente China, con la que empleó un sistema más refinado, liderado por el presidente Trump.








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