COMPULSIÓN: PESIMISMO ESPERANZADOR

Saber leer entre líneas es una virtud admirable. Sin embargo procurar hablar entre líneas es deshonesto, al igual que suponer que en cada frase hay lecturas entre líneas. Las cosas son como son, si bien nuestras palabras y tonos reflejan estados de ánimo o deseos, esas palabras y actitudes están encaminadas a llevar el mensaje claro a su receptor. Lo triste de todo esto es que en Colombia se están haciendo costubre las intrigas, y con ello crece desmesurablemente un sentimiento absurdo de desconfianza, pues unos leen entre líneas cosas que no hay escritas y otros hablan fluídamente en sátiras, ironías e hipócritas reflexiones. Prima lamentablemente el prejuicio. Este escenario se repite constantemente en los lugares que frecuentamos: mamás, hermanas y hasta nuestra cónyuge heridas por que les queremos hacer ver algo que nos disgustó, o que nos gustó y le añadimos un pero ... Bueno, en fín, es un asunto muy jodido de arreglar. Creo, finalmente, que en los círculos entrañables de fraternidad se puede encontrar la honestidad que nos saque de este aprieto.